sábado, 4 de febrero de 2012

Javier Reverte



Lleva viajando muchos años, conociendo gente y plasmando todas sus experiencias, tanto en libros como en periodismo. Un encuentro con él es huir de la monotonía y conocer los paisajes que le fascinaron.

¿Qué fuerza interior impulsa a viajar?

Muchos piensan que un viaje se realiza para huir de algo, y yo mantengo esa teoría. Uno huye de la monotonía de la vida cotidiana, ya lo decía Graham Greene "Escribir un libro o viajar permiten huir de la rutina diaria, del miedo al futuro". Coincido plenamente con él. La otra causa que nos impulsa a viajar es el conocimiento: la curiosidad y el saber son el motor de muchos viajeros. Lo ideal sería conjugar las dos cosas, abandonar la monotonía cotidiana y el intercambiar experiencias con otras culturas que ven la vida de forma diferente. Viajar amplía mucho el horizonte de miras y acaba con algunos dogmas.

¿Cuál es la diferencia entre un viajero y un turista?

La principal diferencia es el tiempo. El viajero tiene más tiempo, no está encajonado por una fecha de vuelta, otra diferencia es que el viajero no tiene planificada la ruta detalladamente y se abandona al azar. El turista ya tiene un programa hecho en un tiempo concreto y sabe de antemano lo que va a ver. El viajero busca e imagina.

¿Qué sensación le produce el ver que hay turistas fotografiándolo todo a todas horas?

Yo viajo siempre con una cámara fotográfica, pero no la utilizo mucho. Me gusta recoger momentos que pueden completar mis reportajes. Por ejemplo, las dos portadas de mis libros sobre África son mías. En cuanto al turista fotógrafo pienso que muchos ven los países a través del encuadre de un visor y van como comprando todo lo que encuentran.

¿Cómo es la opción de viajar en solitario?

Para mí es mucho mejor viajar solo, incluso en situaciones de previsible peligro. El viaje en solitario proporciona una sensación enorme de libertad, al decidir lo que vas a hacer ese día o esa noche sin tener que llegar a un consenso.

Me imagino que entonces decides convertir esa experiencia en lo que se denomina literatura de viajes. ¿Cómo se realiza la transición de viajero al escritor?

Mis viajes siempre los hago con un cuaderno de notas, en él apunto ideas mientras las personas se acercan y comienzan a contarme cosas. Ya no sé si viajo para escribir o escribo para viajar, no puedo hacer una cosa sin la otra. Escribir es como ralentizar el tiempo, como lo apuntó Graham Greene. Antes de iniciar un viaje me documento y leo mucho sobre la zona, luego en el lugar tomo notas que por las noches paso a un bloc más grande e incluyo las reflexiones del día. En España, retomo esas anotaciones y les doy estilo literario.

¿De dónde te viene la llamada de África?

Con los continentes te encaprichas, y los amas igual que a las mujeres. Nadie sabe muy bien por qué. Antes de ir a África, pasé mucho tiempo en Centroamérica enviando reportajes periodísticos. En aquel periodo convulso me cautivó el calor de su gente que vivía al borde del abismo. La fascinación por África me viene de la infancia y creo, como Hemingway, que África nos devuelve a la niñez. Es el continente literario por excelencia, muchas aventuras que Hollywood las trasladó al cine sucedían en África, por eso yo soñaba con ir allí. En mi libro Vagabundo en África he seguido a “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad, por el río Congo. La imaginación es una forma creativa de ordenar la experiencia, y África es la prueba de esa verdad literaria.

¿Para descubrir esos mundos son útiles los libros de guías, o es mejor llevar libros de viaje alusivos a las zonas a recorrer?

En general, una guía tiene una información que caduca. En países africanos, las informaciones sobre rutas y otras cuestiones fundamentales pueden cambiar por una guerra o una catástrofe natural. Yo leo en casa, tomo nota de datos fundamentales y me llevo las reflexiones. Ahora mismo, estoy preparando un libro sobre Grecia y Turquía y me he interesado en saber como las descubrió Henry Miller hace mucho.

¿Qué tipo de literatura recomendarías para viajar con la imaginación?

Hay muchos libros, pero si he de señalar alguno me inclinaría por “El coloso de Maroussi” de Henry Miller; “Viaje al Congo” de André Gide; “Vía de escape” de Graham Greene y cualquiera de Manuel Leguineche, un artista del género, por ejemplo: “El camino más corto”.

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